viernes, 27 de junio de 2014

Capítulo 14: El pasado regresa

Violeta llora desgarradamente y sin darse cuenta no ve un coche que iba por el sentido lateral y chocan ferozmente, ella da un profundo grito de desesperación antes de chocar.
Mario detiene su auto.



Mario: ¡Violetaaaaa!

El automóvil de Violeta por la velocidad y el impacto da varias violentas vueltas hasta caer en un parque, fue cuando Mario grita nuevamente.

Mario: ¡Violetaaaaaa!

La peor circunstancia es ver que se está derramando el aceite que puede provocar un peor hecho y así acabar con la vida de Violeta. Mario detiene el auto cerca al parque, se baja desesperado y se pasan las manos por el rostro y el cabello sin saber qué hacer. En eso, saca su celular.

Mario: Sí, por favor. Requiero una ambulancia urgentemente, una mujer acaba de accidentarse. Tienen que venir ahora mismo. Me encuentro en la avenida…

Él da los datos de la ubicación.

EXT. / RESTAURANTE MIAMI’S GOURMET / NOCHE

Mateo va a ingresar a su auto, estacionado frente al restaurante. Va a subirse, pero Andrea lo detiene desesperada.



Andrea: ¿Qué piensas hacer? ¿Vas a ir detrás de Violeta? ¿Te das cuenta de lo que piensas hacer Mateo? (Lo mira solloza).

Mateo: Por favor Andrea, no me detengas. Tengo que ver a Violeta. Tengo que hablar con ella.

Andrea: ¿Y para qué? ¿Para qué quieres hablar con esa mujer que tanto daño te hizo a ti y a la pequeña Nina? Violeta no es una buena. Ella abandonó a su hija todo este tiempo y quien sabe con qué razones se apareció de nuevo. Date cuenta Mateo. De seguro sólo volvió para volverte a engatusar.

Mateo se queda en silencio ante las palabras de Andrea. Ya no está tan dispuesto a irse.

Andrea: Tú me prometiste que harías lo posible para olvidarte de ella y yo también te prometí llenar ese vacío conmigo. ¿No te ha bastado el amor que te ha dado como para que ya te hubieras olvidado de Violeta? ¿Sigues queriéndola a pesar de lo que hizo? ¡Respóndeme!

Mateo: (respirando hondo) Tienes razón, perdóname. Es sólo que esto me tomó por sorpresa, no me esperaba que Violeta volviera a aparecer en mi vida así de repente. Perdóname Andrea.

Andrea: (haciéndose la indignada) Todavía no has respondido mi pregunta. ¿Todavía la quieres?

Mateo: Claro que no (Dice con duda). ¿Crees que se puede amar y odiar a una persona a la misma vez? ¡Yo detesto a Violeta! La odio por ser la mujerzuela que fue conmigo, por haberme engañado, por ser la hija de la mujer que mató a mi papá. Yo te quiero a ti.

Andrea: ¿Estás seguro?

Mateo: Sí. Ven, sube el auto. Iré a despedirme de Gerardo. Se hace tarde y lo mejor es que nos vayamos ya para la mansión.

En eso, sorpresivamente Andrea le da un abrazo a Mateo y le susurra al oído “Te amo”. Luego se desprenden y Mateo se va. Ella al verlo irse, sonríe con malicia.

EXT. / PARQUE / NOCHE

Varios paramédicos están desplazando a una inconsciente Violeta sobre una camilla, con una mascarilla de oxígeno puesta. El lado lateral izquierdo de su rostro no logra verse, pero sí es notable lo malherida que se encuentra. Los paramédicos suben a Violeta a la ambulancia, mientras Mario observa muy angustiado la escena. La policía también tiene rodeada el área. Mario sube a su auto y dentro, golpea el volante.



Mario: Mi amor, si algo te llega a pasar, no me lo perdonaría.

La ambulancia arranca en dirección hacia el hospital. Mario también enciende su auto y va tras la ambulancia.

INT. / CASA DE LA FAMILIA LÓPEZ / NOCHE

La familia está cenando, excepto Soledad quien sirve la comida. El televisor se encuentra encendido.



Ulises: Mañana iré a la mansión San Román para hablar seriamente con Andrea. Esa muchacha no va a seguir haciendo lo que se le da la gana. ¿Cómo fue que posible que se aprovechara de la ausencia de Violeta para enredar a su propio cuñado? ¿Qué clase de escrúpulos tiene?

Mariana: Yo te aconsejo que no te aparezcas por allá papá. Lo más seguro es que Andrea no te va a atender porque debe ser la dueña y señora de la mansión (Sarcástica), así que no pierdas tu tiempo.

Ulises: ¿Entonces permito que siga siendo la mala mujer en que se está convirtiendo? Quién sabe con qué patrañas pudo lograr que la aceptaran en esa mansión.

Soledad: Hazle caso a Mariana, Ulises. Andrea es una mujer mayor, consciente de sus propios actos. Ella sabe que hace mal, así que sólo ella tiene la decisión de cambiar o no.

Beto: Menos mal pude darme cuenta a tiempo de la clase de persona que era. Muchas fueron las veces en que jugó conmigo sólo para sacar provecho, pero ya tengo esperanzas con alguien más (Le sonríe a Mariana al tiempo que pone su mano sobre la de ella).

Ulises: Voy a poner mi confianza en ti Beto. Mariana aún sigue siendo mi niña y por eso estaré pendiente de que no le hagan daño.

Beto: Usted no se preocupe por eso don Ulises, que mis intenciones con Mariana son las mejores. Se lo aseguro.

En eso, una noticia de última hora sale en la televisión, noticia que llama la atención principalmente de Soledad.

Periodista: La conocida modelo hispana María Teresa Ferrer sufrió un accidente hace un par de horas en el centro de Downtown Miami. Se desconoce su estado de salud, salvo que fue ingresada al Hospital central inconsciente.

Mientras el periodista habla, se van pasando imágenes de María Teresa Ferrer y algunas del accidente. Soledad no puede evitar que le salten algunas lágrimas, producidas por una fuerte impresión.

Mariana (extrañada): ¿Te pasa algo tía? ¿Estás llorando?

Soledad: (limpiándose las lágrimas) No es nada Marianita, no te preocupes. Sigan ustedes cenando. Yo me siento un poco cansada así que me iré a dormir más temprano. Con permiso.

Soledad les sonríe a todos y se retira, dejándolos extrañados. En su cuarto, Soledad se apoya en la puerta y continúa llorando.

Soledad: Tengo que conocer a esa mujer. Tengo que verla de alguna manera. Necesito verla y saber si es mi Violeta…

EXT. / HOSPITAL CENTRAL / NOCHE

Una gran cantidad de periodistas intentan entrevistar a Mario, puesto que él es representante de María Teresa Ferrer, sin embargo Mario se escabulle e ingresa al hospital. Los guardias de seguridad detienen a los periodistas. Él se acerca a la recepción.



Mario: Buenas noches. Hace unos minutos ingresaron a una paciente. María Teresa Ferrer… Me gustaría saber qué ha pasado con ella.

Recepcionista: Espere un momento (Busca información en el computador). La paciente fue ingresada inconsciente, con fractura de cuello, múltiples contusiones en todo el cuerpo y una deformidad facial bastante severa causada por objetos corta punzantes. En estos momentos está siendo atendida en emergencias.

Mario: Gracias.

Él se aleja de la recepción, se acerca a la sala de espera y se le saltan las lágrimas.

INT. / MANSIÓN SAN ROMÁN, CUARTO DE MATEO / NOCHE

Mateo y Andrea entran al cuarto del primero. Mateo va hacia a la cama, mientras que Andrea cierra la puerta y se va acercando a él con sensualidad. Sabrina escucha que han llegado y se queda escuchando tras la puerta.



Andrea: Mi amor, no hablaste en todo el camino. ¿Sigues pensando en lo que pasó en el restaurante de tu amigo?

Mateo (cansado): No es eso Andrea. ¿Sabes qué? Es mejor que hablemos mañana. Me siento cansado y…

Andrea: Puedo quedarme contigo. Eso no es problema, ¿verdad? ¿Sabes? (Lo besa) Yo creo que más bien deberíamos olvidarnos del incidente de esta noche. ¿Qué me dices?

Mateo se aleja con frialdad de Andrea y le da la espalda. Ésta mira furiosa.

Mateo: Ya te lo dije. Quiero estar solo, descansar, por favor. Mañana hablaremos todo lo que tú quieras.

Andrea: ¡Pues no! ¿Cómo me puedes rechazar así Mateo? Ya veo que sí tengo razón y no has dejado de pensar en la estúpida de Violeta. ¡Sigues enamorado de ella! Y a mí sólo me das una zozobra.

Mateo: (volteándose) ¿Vas a empezar con lo mismo?

Andrea: ¿Y cómo quieres que reaccione con esa actitud fría que me demuestras? Es mejor que me digas de una buena vez si me vas a “amar” bajo la sombra de Violeta. Dímelo, porque no quiero vivir así. Tengo dignidad Mateo.

Sabrina (pensando: ¡Cuánta dignidad! Y es tanto o peor que Martha. Qué manera de manipular a mi hermano… ¿Pero por qué estarán mencionando a la señora Violeta justo ahora? ¿Qué habrá pasado en ese restaurante?).

En eso, Mateo se acerca a Andrea y la besa sin mucha intensidad, contrario a Andrea quien sí lo besa con pasión.

Andrea: Vamos mi amor… Si de verdad me quieres, demuéstramelo. Hazme tuya.

Mateo comienza a desvestir lentamente a Andrea, quien tras sus espaldas sonríe satisfecha por manipularlo una vez más.

Andrea (pensando: Jajaja. Te tengo en mis manos papacito y ya verás cuando te dé la noticia de seremos padres. Futuro asegurado ¡Qué fácil es hacer todo!)

Sabrina tras la puerta, decide retirarse indignada.

INT. / MANSIÓN SAN ROMÁN, COMEDOR / AL DÍA SIGUIENTE

Es temprano. Sabrina les sirve el desayuno a Mateo, Andrea y Martha. Mira con recelo y cierto rencor a éstas últimas y para sorpresa de Martha, Sabrina le derrama el café sobre el vestido. Martha se levanta furiosa.



Martha: ¡Estúpida! ¡Mira lo que hiciste! Cada día eres más tarada.

Sabrina: (en tono sarcástico) Disculpe usted señora. Lo hice sin querer, no sé en qué estaba pensando.

Andrea se ríe disimuladamente.

Martha: ¡Lárgate de aquí!

Mateo: Ya mamá, no es necesario que seas tan dura con Sabrina. Ella te acaba de pedir disculpas y está apenada por su error.

Martha: ¡Qué más da! Tendré que cambiarme de ropa otra vez. Y espero que no queden manchas de café en este vestido, porque te lo cobro hasta el último centavo. ¿Entendido? (Le dice a Sabrina).

Sabrina: (con una sonrisa burlona) Entendido señora Martha.

Martha se va del comedor muy molesta. Se cruza con Alfredo, sin embargo ninguno de los dos se determinan. Sabrina al verlo se pone nerviosa, pensando que puede recordar algo de lo que le escuchó decir a Martha la noche anterior. Alfredo ocupa un puesto en la mesa y es notable la resaca, producto de la embriaguez.



Sabrina: ¿Qué desea desayunar señor Alfredo?

Alfredo: Un café bien cargado Sabrina, eso es todo. No quiero nada más. Gracias.

Sabrina: Está bien, con permiso (se va).

Mateo: ¿Hasta cuándo piensas beber tío? Eso no es bueno para tu salud. Tienes que parar.

Alfredo: Ya no me siento capaz de parar Mateo. El alcohol me hace olvidar el tipo tan miserable que soy.

Andrea: Mateo tiene razón Alfredo. Tienes que ponerle un alto al licor. Yo conozco buenos centros de ayuda en los que…

Alfredo (molesto): ¡No necesito centros de ayuda! Estoy bien como estoy. Tú más bien deberías de ocuparte de tu madre que hace varias semanas sigue muy mal en el hospital, en vez de sacar provecho de la ausencia de mi hija.

Andrea: (haciéndose la indignada) ¿Me estás diciendo aprovechada? Yo sólo he tratado de reponer el daño que Violeta les hizo, inclusive a ti. Por su culpa te has convertido en un alcohólico.

Alfredo: (levantándose violento) ¡Cállate! ¡No te atrevas a hablar mal de Violeta frente a mí!

Mateo: Tío, cálmate por favor. ¿Te das cuenta que estás haciendo sentir mal a Andrea por defender a alguien como Violeta?

Alfredo: Pues lo siento, pero no soporto que hablen mal de mi hija frente a mí, tratándola de criminal, cuando no tiene culpa de nada. Ella no le ha hecho daño a nadie y antes de que la sigan destrozando con sus palabras, prefiero irme. ¡Con permiso!

Alfredo mira con desprecio a Andrea y se va. Ésta lo mira con odio.

Mateo: Te pido una disculpa en nombre de mi tío Andrea. Entiende que el alcohol lo ha cambiado mucho y no le permite ver las cosas con claridad.

Andrea: No te preocupes mi amor. Yo entiendo la situación de tu tío. Me da mucha lástima que esté perdiéndose en el alcohol siendo un hombre joven todavía, con tantas esperanzas de vida. Qué barbaridad (Hipócrita).

Mateo: Sí. Tendré que hablar con él para hacerlo entrar en razón. Gracias por tu comprensión (Le sonríe).

INT. / HOSPITAL CENTRAL, CUARTO DE VIOLETA / DÍA

Violeta ya se encuentra consciente, pero muy delicada. Ha sido trasladada a otro cuarto y está recostada sobre la cama, usando un cuello ortopédico y con gran parte del rostro vendado. También se le ven varios moretones en las partes visibles del rostro y los brazos. Mario ingresa al cuarto en pasos lentos. Violeta mira a la nada.



Mario: María Teresa…

Violeta (dura): Ese no es mi nombre. Me llamo Violeta… Violeta López Miranda, así que te pido que no me vuelvas a llamar así.

Mario: (con la voz quebrantada) Por favor perdóname. Casi te mueres por mi culpa. Me siento como un miserable y no sé que habría hecho si por mi culpa te hubiera sucedido algo más grave. Te suplico que me perdones.

La toma de las manos, sin embargo Violeta no lo mira a los ojos.

Violeta: Ya recordé todo. Vi a Mateo (sus ojos se llenan de lágrimas). Lo vi, tocar nuestra canción. Él también me vio de una manera que no me consigo explicar. Quise correr a él, a sus brazos, pero me acordé de… Los gritos de aquel día, diciendo que me odiaba, que me detestaba, a mí, a mi mamá, a mi hija…

Mario: Ya no te hagas más daño recordando el pasado. Piensa en el presente

Violeta: Precisamente en eso pienso Mario. Ya recuerdo todo, sin embargo todavía tengo muchas cosas que aclarar. Lo cierto es que me apartaron de mi hija, me la arrebataron. Martha del Castillo fue la culpable. Esa mujer que siempre me detestó, pero demostraba lo contrario… ¡Era un hipócrita! (Habla con mucho rencor).

Mario: Es mejor que descanses, no te agites. Ya luego podrás aclarar todo lo que quieras. Te prometo que esta vez, estaré dispuesto a ayudarte. Yo no te voy a desamparar… Violeta.

Violeta: Tengo que recuperar a mi hijita, debo buscar la manera de verla, pero debe ser de una forma en que los San Román, ni mucho menos Mateo se enteren.

Mario: ¿Quieres que contacte con tu familia? Puedes darme direcciones, teléfonos. Te aseguro que los traeré hasta aquí para que ellos te vean.

Violeta: Me contactaré con ellos a su debido tiempo, por lo pronto no deseo que nadie me vea con el rostro así. No quiero que nadie me vea como el monstruo espantoso en que quedé.

Mario: (sintiéndose culpable) Tú eres una mujer hermosa.

Violeta: Pues ahora soy un monstruo del que yo misma me aterrorizo. Perdí mi rostro, pero no perderé a mi hija. La recuperaré sea como sea.

Mario se siente mal por cada lágrima que ve caer de los ojos de Violeta.

Mario: Te prometo que también me encargaré de que recuperes tu rostro. Hablaré con el mejor cirujano plástico de la ciudad y volverás a ser esa mujer hermosa que eras antes de ese accidente. Lo vas a ver.

Violeta: Gracias, pero ahora me gustaría estar sola Mario. Tengo muchas cosas que pensar. ¿Me podrías dejar sola por favor?

Mario asienta con la cabeza, se da vuelta y se retira de la habitación. Violeta continúa soltando más lágrimas discretas, pero contiene el llanto. En eso, a su mente vienen varios recuerdos dolorosos, como uno vivido esa misma mañana.

FLASH BACK

Violeta despierta con un lado del rostro vendado, acostada sobre la cama. Siente el vendaje y se toca con las manos, cosa que la deja extrañada. La muchacha se levanta con dificultad y haciendo gestos de dolor, de la cama y camina a pasos lentos, buscando por toda la habitación un espejo. Ve uno un poco pequeño, se para frente a él y empieza a quitarse el vendaje cada vez más rápido, hasta que termina.

Violeta (histérica): ¡Nooooooooooo! (Grita desgarrada).

Los ojos de Violeta se llenan de lágrimas al ver el lado izquierdo de su rostro con profundas cortadas. Se cae al piso y continúa negándose.

Violeta: ¡Mi caraaaaa! ¡Mi caraaaaa! (Tocándosela desesperada) ¡Aaaah!

FIN DEL FLASH BACK

Ella deja de recordar. Tiene otro recuerdo doloroso.

FLASH BACK

Mateo: (dando un puño en la mesa) ¡Fui un estúpido! ¡Un idiota! ¿Cómo no me di cuenta? ¿¡Cómo!? Las dos se burlaron de mí encima de mis narices, toda su familia se burló de mí. ¡Violeta es una desgraciada! ¡Una maldita!

La muchacha siente las palabras de Mateo como un frío puñal en su pecho. Empieza a respirar agitada.

Mateo: ¡La odio! ¡La odia a ella, a su madre y a esa hija que nació! ¡No las quiero! ¡Las odio a las tres!

Mateo sale llorando desconsolado del comedor. De la ira, pasa cerca a Violeta, pero no percata de ello.

FIN DEL FLASH BACK

SEMANAS DESPUÉS
INT. / CONCESIONARIO DE AUTOS / DÍA


Andrea está mirando una gran diversidad de autos en un concesionario. Un guía la acompaña. Ella sonríe con mucha ambición viendo cada uno de los carros, de modelos y estilos diferentes.



Andrea: (eligiendo uno) Me gusta este. En definitiva lo encargo. ¿Me podría decir el precio total de lo que vale?

Guía: Este modelo vale 300.000 dólares.

Andrea: Perfecto. Mañana estaré aquí para pagarle en efectivo. Hasta luego.

Andrea sale del concesionario y se pone unos lentes de sol.

INT. / MANSIÓN SAN ROMÁN, CUARTO DE MARTHA / DÍA




Martha está en su cuarto, perdida nuevamente en su locura. Está sentada frente al espejo maquillándose de manera macabra, pues se ha aplicado una sombra en los párpados bastante oscura y se ha pintado los labios de un rojo intenso con un labial.



Martha: (cantando) Lalala, Lalala… Lalala

En eso, deja de maquillarse. Pone el labial sobre el tocador y saca de un cajón un frasco pequeño.

Martha: Con este veneno me desharé de ese par de malnacidas, tanto de Andrea como de Sabrina. Jajajaja, ninguna de las dos podrán volver a humillarme, ni a golpearme. Ellas no volverán a hacerme sentir menos. ¡Porque yo soy Martha del Castillo! ¡Yo soy Martha! ¡Nadie puede conmigo! (Empieza a alterarse al tiempo que se desmaquilla con las manos). ¡Jajajajaja! ¡Jajajajaja!

La risotada de Martha se torna a la de una verdadera psicópata.

INT. / CENTRO COMERCIAL / DÍA

Andrea se encuentra ahora en un centro comercial, comprando de nuevo ropa. Está en la sección de ropa interior y le llama la atención un brasear.



Andrea: (a la guía) Me gusta este. Iré a probármelo.

Ella ingresa a los vestidores, donde se quita la blusa y el sostén que trae puesto para probarse el que piensa comprar, sin embargo antes de ponérselo, nota algo extraño en uno de sus senos.

Andrea (extrañada): ¿Y ésta bolita? ¿De qué me salió? Qué raro, no me la había visto antes. ¿Será que es grave? (Se muestra preocupada)

INT. / HOSPITAL CENTRAL / MÁS TARDE

Soledad está ingresando al hospital. Sostiene un bolso sencillo y mira extrañada a su alrededor, por lo que se acerca a la recepción.



Soledad: Buenas tardes. Me gustaría saber si en este hospital se encuentra ingresada la paciente María Teresa Ferrer.

Recepcionista: Sí señora.

Soledad: ¿Me podría decir en qué habitación se encuentra? Necesito hablar con ella. Soy… su tía (Miente).

Recepcionista: Lamento decirle que eso no es posible. La paciente ha expresado que no desea recibir visitas de absolutamente nadie, más de que de su representante.

Soledad: Pero es urgente. Tengo que ver cómo está, hablar con ella. Le ruego que me deje pasar señorita. Le prometo no tardarme mucho tiempo.

Recepcionista: Lo siento mucho, pero eso va en contra de las normas del hospital y de la privacidad de los pacientes. De todos modos, le encargaré a alguna enfermera que le comunique que usted estuvo aquí a la paciente. ¿Me diría su nombre?

Soledad: Eh… Soledad Miranda. ¿Me diría la hora por favor?

Recepcionista: Sí, claro.

La recepcionista se voltea para ver la hora en el reloj colgado en lo alto de la pared. Soledad aprovecha la distracción para salir corriendo. La recepcionista voltea a tiempo para verla.

Recepcionista: ¡Señora, señora! ¡Deténgase!

Soledad corre por los pasillos del hospital a toda prisa, mirando constantemente hacia atrás. Mira para todas las habitaciones más no sabe a cual entrar, por lo que le pregunta a una enfermera.

Soledad: Disculpe. ¿Me podría decir cuál es la habitación de María Teresa Ferrer?

La enfermera le niega con la cabeza, diciéndole que no sabe. Soledad le pregunta a otras enfermeras, que tampoco conocen de la ubicación de la habitación, hasta que una le da una respuesta positiva.

Enfermera: Es la habitación 306.

Soledad: Gracias.

Ella se dirige hasta la habitación dicha por la enfermera. Llega, pero justo cuando va a entrar sin tocar, unos guardias de seguridad la detienen.

Guardia 1: Tiene que acompañarnos señora.

Soledad: ¿Qué? ¡No, suéltenme! Yo no he hecho nada.

Guardia 2: Por favor no se rehúse y acompáñenos.

Soledad: ¡Suéltenme, no se atrevan a detenerme! Tengo que hablar con esta mujer. Es urgente.

Soledad se suelta bruscamente de los guardias y entra a la habitación. Violeta se sorprende al verla. Ésta última ya no tiene el rostro vendado, sino una gasa que cubre sus cicatrices.



Guardia 1: (a Violeta) Disculpe señorita. Esta mujer insiste en hablar con usted, pero ya nos la llevaremos. Disculpe la molestia.

Soledad: ¡No! ¡Suéltenme! ¡Violeta! ¡Violeta, hija! (Gritando desgarrada).

Violeta (agitada): ¡Suéltenla! Déjenme a solas con ella, por favor. Gracias, pueden retirarse.

Los guardias obedecen a Violeta, sueltan a Soledad y salen de la habitación, uno de ellos cierra la puerta. El silencio de apodera de la escena. Soledad se va acercando lentamente hacia Violeta quien está acostada sobre la cama. Soledad no puede evitar que se le salten las lágrimas y toma entre sus manos el rostro de su hija. Violeta se pone solloza.

Soledad: Violeta… ¿Tú eres… mi Violeta? ¿Eres mi hija?

Violeta: (entre lágrimas) Sí… Mamá. Yo soy tu hija. Yo soy Violeta (Rompe a llorar).

Soledad rompe en un llanto desgarrado, de emoción y sentimientos encontrados cuando oye decir de Violeta la palabra “mamá”.

Soledad: Hija. ¡Mi Violeta! ¡Mi niña!

Madre e hija se funden en un fuerte abrazo, un abrazo en el que descargan todos sus sentimientos. Las dos lloran.

Soledad: Yo lo sabía. Mi corazón me lo decía. Cuando te vi, supe de inmediato que eras tú, que tú eras mi Violeta. No sabes lo mucho que sufrí cuando sentí que te había vuelto perder. ¿Cuánto habrás sufrido hija mía por mi culpa, por mis errores, por mi cobardía? Perdóname.

Violeta: Ya tendremos tiempo para hablar de todo eso (Se desprenden del abrazo). Pero necesito que me expliques muchas cosas que aún no logro entender. Necesito que me digas la verdad, solamente la verdad para que pueda confiar en ti.

Soledad: (tomándola de las manos) Te lo explicaré todo mi amor. Todo lo que quieras te lo explicaré sin falta. Ya no quiero seguir cometiendo errores contigo. Te prometo que te contaré toda la verdad.

Las dos se miran de una manera muy especial y emotiva. Entretanto, en el mismo hospital se encuentra Andrea en el consultorio de un doctor. Está poniéndose la blusa.



Andrea: Y bien doctor. ¿Me puede explicar a qué se debe esa bolita? Como le digo no la había visto antes, apenas hoy vine a notarla y me dejó muy preocupada.

Doctor: (sentándose) La verdad es que no me atrevo a darle un diagnóstico específico, por lo que lo recomendable sería practicarle una mamografía para saber qué es que lo tiene en su seno. ¿Me dijo que nunca se ha practicado ninguna cirugía?

Andrea: Claro que no, porque nunca me ha hecho falta (Habla con mucho orgullo).

Doctor: Bien, entonces como le digo habrá que practicarle una mamografía para realizarle un diagnóstico exacto. En unos días tendrá que volver para recoger el resultado de los exámenes.

Andrea: Está bien. ¿A dónde tengo que ir para que practiquen la dichosa mamografía?

El doctor le dice la sala a Andrea. Ésta sale del consultorio y se dirige allí. En eso, a lo lejos ve algo que la deja impactada. Ve a Violeta en una silla de ruedas, en compañía de Soledad y Mario.

Andrea (consternada): No puede ser… ¿Qué hace Violeta en este hospital?

Una enfermera pasa. Andrea la detiene.

Andrea: Discúlpeme. ¿Sabe usted el motivo porque el que aquella mujer está en este hospital? (Le señala con disimulo a Violeta).

Enfermera: Me parece que sufrió un accidente automovilístico. Muchos periodistas han venido preguntando por lo mismo. ¿No es usted periodista?

Andrea: Claro que no, sólo se me hizo curioso. ¿Y por qué periodistas se interesan por el accidente de esa mujer? ¿Qué tiene de particular?

Enfermera: Que es un personaje de farándula. ¿Acaso no lo sabe? Esa mujer es la famosa modelo María Teresa Ferrer. Por eso desde que sufrió el accidente, tantos periodistas han buscando la manera de averiguar por su estado de salud.

Andrea (sorprendida): ¿Modelo? ¿Violeta una modelo famosa?

Eso deja muy sorprendida e impactada a Andrea, quien finalmente decide irse de allí muy molesta. Violeta acaba de presentar a Soledad con Mario.



Mario: Mucho gusto en conocerla señora. Es un gusto conocer la madre de una mujer tan hermosa como Violeta.

Soledad: Gracias joven. Igualmente es un gusto para mí conocer el hombre que hizo que mi Violeta llegara a ser una modelo tan conocida, pero más que todo, estaré eternamente agradecida con usted por haberla cuidado.

Mario: Yo por mi parte lamento mucho haberla privado a usted y su familia de recuperar a Violeta cuando comenzaron a enviar correos a mi agencia. Me siento muy apenado por eso.

Violeta (incómoda): Mario tuvo sus razones, mamá. Por lo pronto, necesito que como te dije, busques la manera de llevar a Sabrina a mí. Ella es la única que puede ayudarme a ver a mi hija sin que la familia San Román se dé cuenta. Mario se encargará de la reconstrucción de mi rostro.

Soledad: Estoy segura que Sabrina te ayudará sin problema alguno (Le sonríe). ¿Pero qué harás con Mateo?

Violeta: Todavía tengo que pensar en eso. Me dijiste que se hizo novio de Andrea. Eso quiere decir que nunca me amó lo suficiente, aunque me duela aceptarlo. Tanto él como Martha no se imaginan la gran injusticia que han cometido con nosotras, pero llegará el día de la verdad…

Soledad: Esperemos que sí (La abraza por detrás).

DÍAS DESPUÉS
INT. / MANSIÓN SAN ROMÁN / DÍA


Martha está la sala leyendo un libro con lentes puestos. En eso entra Andrea sosteniendo un vestido.



Andrea: Martha… Tal parece que Sabrina salió, no me acordaba que hoy es su día libre y necesito que alguien lave mi vestido.

Martha: (cerrando el libro) ¿Y qué quiere la señora? ¿Se le ofrece que sea yo quien lo lave? (Habla con sarcasmo).

Andrea: ¡Por supuesto vejestorio! ¡Toma! (Se lo tira encima). Lo quiero listo, lavado y planchado para esta misma noche, así que no pierdas el tiempo y ve a hacer tus quehaceres. ¡Ah, por cierto! Ve transfiriendo más dinero a mi cuenta bancaria. Me urge para el coche que me quiero comprar.

Martha: ¿Y de dónde quieres que saque 300.000 dólares de la noche a la mañana? Esa cantidad no la tengo totalizada.

Andrea: ¡Me importa muy poco! Haz un préstamo al banco, ve a pedir limosna, no sé. Te doy hasta mañana para que me des el dinero completo. ¿Entendido?

Martha: (de mala gana) Sí.

Andrea: ¿Sí qué?

Martha: ¡Sí señora! (Furiosa).

Andrea: Mucho mejor. Voy a salir. Si Mateo pregunta por mí dile que fui a… visitar a mi familia. Chao Martita. Cuídate (Le tira un beso).

Andrea se va, dejando a Martha furiosa, quien arroja el vestido de la muchacha contra el piso y lo escupe.

INT. / APARTAMENTO DE VIOLETA / DÍA

Soledad llega con Sabrina a un apartamento. Las dos entran juntas.



Sabrina (extrañada): ¿Por qué me trajo hasta aquí doña Soledad? La verdad no entiendo nada.

Soledad: Ya lo sabrás. Ten paciencia.

En eso, Violeta aparece usando un velo negro con el cual logra ocultar las cicatrices de su rostro. Sabrina se sorprende al verla.



Sabrina (sorprendida): ¡Señora Violeta! ¡Es usted!

Violeta: Gracias por venir Sabrina. Tengo que hablar seriamente contigo. Ven, siéntate.

Sabrina se acerca, todavía muy consternada.

INT. / HOSPITAL CENTRAL, CONSULTORIO / DÍA

Andrea está sentada, frente al escritorio de su doctor, quien también está sentado en su respectivo puesto, leyendo con una cara muy seria el resultado de la mamografía y los exámenes de Andrea.



Andrea: ¿Se tarda mucho doctor? La verdad es que no soporto los hospitales.

Doctor: (dejando de leer) Señorita… Lamento decirle que no le tengo buenas noticias respecto a su estado de salud. Estos exámenes revelan que tiene algo grave.

Andrea (asustada): ¿Qué me está diciendo? ¿Qué tengo?

Doctor: Usted tiene cáncer.

Andrea se impacta al escuchar al doctor.

CONTINUARÁ…


Escrito por Aleja Soto

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